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domingo, 17 de mayo de 2009

Catequesis,catequesis y primer anuncio, conversion ( seminario)

catequesis

El "momento" de la catequesis es el que corresponde al período en que se estructura la conversión a Jesucristo, dando una fundamentación a esa primera adhesión... -(DGC 63)
Muy pronto se llamó catequesis al conjunto de los esfuerzos realizados en la Iglesia para hacer discípulos, para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de Dios a fin de que, por la fe, tengan la vida en su nombre, y para educarlos e instruirlos en esta vida y construir así el Cuerpo de Cristo (cf. Juan Pablo II, CT 1,2).

"La catequesis está unida íntimamente a toda la vida de la Iglesia. No sólo la extensión geográfica y el aumento numérico de la Iglesia, sino también y más aún su crecimiento interior, su correspondencia con el designio de Dios dependen esencialmente de ella" (CT 13).
En un sentido más específico, "globalmente, se puede considerar aquí que la catequesis es una educación en la fe de los niños, de los jóvenes y adultos que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana" (CT 18).
En este sentido, la catequesis se articula en cierto número de elementos de la misión pastoral de la Iglesia, sin confundirse con ellos, que tienen una aspecto catequético, preparan a la catequesis o emanen de ella: primer anuncio del evangelio o predicación misional por medio del kerigma para suscitar la fe apologética o búsqueda de las razones de creer, experiencia de vida cristiana, celebración de los sacramentos, integración en la comunidad eclesial, testimonio apostólico y misional.



Catequesis y primer anuncio del Evangelio (CT 19)

19 La peculiaridad de la catequesis, distinta del anuncio primero del evangelio que ha suscitado la conversión, persigue el doble objetivo de hacer madurar la fe inicial y de educar al verdadero discípulo por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo. Pero en la práctica catequética, este orden ejemplar debe tener en cuenta el hecho de que a veces la primera evangelización no ha tenido lugar.

Cierto número de niños bautizados en su infancia llega a la catequesis parroquial sin haber recibido alguna iniciación en la fe, y sin tener todavía adhesión alguna explícita y personal a Jesucristo, sino solamente la capacidad de creer puesta en ellos por el bautismo y la presencia del Espíritu Santo; y los prejuicios de un ambiente familiar poco cristiano o el espíritu positivista de la educación crean rápidamente algunos reticencias.

A éstos es necesario añadir otros niños, no bautizados, para quienes sus padres no aceptan sino tardíamente la educación religiosa: por motivos prácticos, su etapa catecumenal se hará en buena parte durante la catequesis ordinaria. Además muchos preadolescentes y adolescentes, que han sido bautizados y que han recibido sistemáticamente una catequesis, así como los sacramentos, titubean por largo tiempo en comprometer o no su vida a Jesucristo, cuando no se preocupan por esquivar la formación religiosa en nombre de su libertad.

Finalmente los adultos mismos no están al reparo de tentaciones de duda o de abandono de la fe, a consecuencia de un ambiente notoriamente incrédulo. Es decir, que la "catequesis" debe a menudo preocuparse no sólo de alimentar y enseñar la fe, sino de suscitarla continuamente con la ayuda de la gracia, de abrir el corazón, de convertir, de preparar una adhesión global a Jesucristo en aquellos que están aún en el umbral de la fe. Esta preocupación inspira parcialmente el tono, el lenguaje y el método de la catequesis.

( CT 20) La finalidad específica de la catequesis no consiste únicamente en desarrollar, con la ayuda de Dios, una fe aún inicial, en promover en plenitud y alimentar diariamente la vida cristiana de los fieles de todas las edades. Se trata, en efecto, d hacer crecer, a nivel de conocimiento y de vida, el germen de la fe sembrado por el Espíritu Santo con el primer anuncio y transmitido eficazmente a través del bautismo.

Conversión



El término "conversión" es polivalente; se usa en múltiples acepciones. En sentido general indica cambio de vida; dejar el comportamiento habitual de antes para emprender otro nuevo; prescindir de la búsqueda egoísta de uno mismo para ponerse al servicio del Señor. Conversión es toda decisión o innovación que de alguna manera nos acerca o nos conforma más con la vida divina.
Al implicar la conversión el abandono del modo anterior de vida para adentrarse en una experiencia nueva, incluye la penitencia como momento irrenunciable de ella (cf He 8,22; 2 Cor 12,21; Ap 2,21). Aquí, sin embargo, se prescinde de toda referencia a la penitencia, porque ha sido ya tratada explícitamente en otra parte [>Penitente].
El término conversión no goza de preferencias, ya que no gusta a la cultura dominante; no es, pues, una palabra de moda. Hoy todos quieren ser autónomos, saber disponer libre y responsablemente de sí mismos, ser creativos con iniciativa propia. Convertirse suscita la impresión de encerrarse en un comportamiento obligado, siguiendo con una adhesión de fe a un maestro, expresando fidelidad a sus prescripciones religiosas, aceptando ciegamente dictámenes magisteriales, viviendo por lo general con un espíritu religiosamente pietista.
Es preciso recordar que la conversión no dice relación a un momento particular de la propia existencia. Aunque se puede tomar una decisión repentina capaz de innovar del todo el propio comportamiento habitual, tal decisión por lo regular no se inscribe en un espacio restringido de tiempo. Una conversión auténtica se va estructurando dentro de un fluir continuo y se profundiza a trechos sucesivos.


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